Es necesario contemplar la problemática que vive aproximadamente más de un mes el sector educativo nacional. En seguimiento a lo planteado en el articulo anterior, claramente el paro de la Unión Nacional de Educadores ha empezado a generalizarse a nivel multi provincial, recorriendo las siguientes provincias: Esmeraldas, Guayas, Chimborazo, Carchi, Imbabura, Pichincha, Azuay y Tungurahua. El dia de hoy, los dirigentes de la UNE se concentraron instalando asambleas para definir medidas, entre las cuales están: la marcha de las cacerolas vacías y especialmente la posible huelga de hambre que la próxima semana podría tener efecto; en palabras de Mery Zamora (Presidenta Nacional de la UNE).
El gobierno nacional a parte de los sumarios administrativos en aplicación, ha destituido a algunos rectores, en su mayoría de la capital de la república, como es el caso del colegio Simón Bolívar; sin embargo, los maestros "no reconocerán los rectores interinos" - criterio vertido en el programa Hora Siete del día primero de octubre del año en curso -. De esta manera, la confrontación es cada vez más marcada, hasta el punto que las diferencias han sido consideradas irreconciliables según criterio de miembros de la UNE.
Es preciso apuntar que estudiantes y maestros han entrado de la mano en tal conflicto. Ejemplo de ello es lo acontecido el día de ayer en Guayaquil en el colegio Francisco de Orellana. En esta ocasión, la fuerza pública se vio forzada a irrumpir en las instalaciones de dicha institución para hacer prevalecer las disposiciones Ministeriales. Ahora podemos establecer la pregunta: ¿Cómo es posible que los alumnos entren en controversias de carácter político?.
Es necesario tomar textualmente un postulado del texto "Política de Aristóteles": "la palabra existe para manifestar lo conveniente y lo dañino así como lo justo y lo injusto". La reflexión primera que podríamos plantearnos sería: el sector educativo ha formado parte de nuestra sociedad, cuya voz está siendo en cierta manera ignorada por la intransigencia del presidente Rafael Correa, dejando así a juicio de la opinión pública la disputa entre ambos, comprendiendo que su palabra intenta ser acallada y reprimida. En lo señalado nos queda discernirlo.
¿Cómo continuaremos si la vanidad y la prepotencia es el gran receptor? En segunda instancia, resulta interesante analizar el problema desde un punto de vista relacional del poder, en el que el estado administrado por el gobierno de Rafael Correa acapara un aparato ideológico como es el sistema educativo. En este sentido, la lógica del poder dicta que la institución hegemónica opere acaparando la palabra y el discurso, ejerciendo una disciplina controladora sobre un sistema de reproducción de las ideas.