miércoles, 11 de noviembre de 2009

RESPIRANDO MUERTE

“VISTA DEL CREPÚSCULO, AL FIN DEL SIGLO
Está envenenada la tierra que nos entierra o destierra
Ya no hay aire, sino desaire.
Ya no hay lluvia, sino lluvia ácida.
Ya no hay parques, sino parkings.
Ya no hay sociedades, sino sociedades anónimas.
Empresas en lugar de naciones.
Consumidores en lugar de ciudadanos.
Aglomeraciones en lugar de ciudades.
No hay personas, sino públicos.
No hay realidades, sino publicidades.
No hay visiones, sino televisores.
Para elogiar una flor, se dice: parece de plástico.”
Una pequeña frase de Galeano que remueve las conciencias y nos hace pensar sobre el costo de la modernidad, ¿Cuál es el verdadero costo de ser seres humanos de sociedades modernas?
El costo ha sido grande y no lo pagan justamente los que se han beneficiado de los robos y destrucción de la naturaleza, lo pagan precisamente los que menos han recibido, los pobres de los países subdesarrollados que reciben desde el desprecio de ser manipulados por los monopolios comerciales, siempre al vaivén de la economía de los capitalistas, y también los restos de desechos químicos que destruyen nuestra tierra, utilizando productos tan peligroso que jamás se utilizarían en sus países.

Con los nuevos apagones en el Ecuador, las personas están empezando a hacer conciencia sobre la importancia de cuidar el medio ambiente, un poco tardía esta decisión, y sobre todo no muy sincera pero al final de cuentas ya es una reacción.
Tener una sociedad al nivel de las grandes capitales mundiales solo representa muerte y destrucción, al punto de olvidar las relaciones fundamentales de los seres humanos y prestar más atención a máquinas y artificios de la modernidad, sinónimo d destrucción.

Un cuento de terror que no parece terminar, quizás estamos a las puertas del clímax de la destrucción…mmm bienvenidos a la mejor función, la de la sociedad en lucha con la naturaleza, bienvenida decadencia.
POR: FrAnCiScA eSpInOsA IzA