viernes, 4 de diciembre de 2009

MATAR LA PALABRA O TRATAR DE NEGARLA


Julio Cortázar, admirador de la revolución cubana y del mandatario comunista Salvador Allende, denunció que los dictadores ordenan desenfundar las armas y disparar contra seres humanos, pero también disparan “contra aquello que, una vez dueños de la calle, es lo que más temen y lo que más odian los fascistas: la palabra. La palabra hecha libro, canción, o grafitti. La palabra de los hombres que se sirven de ella para ampliar sus límites, acceder a la verdadera libertad, que no sólo es exterior sino que nace y vive en la mente y la sensibilidad de los hombres”.
El proyecto de Ley de Comunicación de los obedientes asambleístas del gobierno los desenmascara: se encuentran temerosos de la palabra; de lo que se pueda enterar el ciudadano a través de la prensa. Les da pavor que la gente sepa la verdad de las autoridades, y más miedo tienen que la chusma seguidora de verdaderos estadistas como Velasco Ibarra, se vuelque a las calles a protestar por lo que se puedan enterar. Por ello, ¡qué mejor que la información no conveniente al gobernante le llegue “mochada” a la población! ¡Qué óptimo subyugar el sistema de comunicación al Plan Nacional de Desarrollo, para acallar la voz y palabra!
La Ley Mordaza busca impedir la liberación de la mente, “la de la sensibilidad frente a la belleza, la lenta y maravillosa conquista de la identidad personal, de la auténtica capacidad de ser un individuo, sin lo cual no es posible defender y consolidar la liberación exterior y la soberanía popular”, conferencia de Julio Cortázar en 1975. Este comunista, magnífico escritor, defendía la palabra, ya que permite el crecimiento del pueblo. Pero en Ecuador de 2009 lo que se intenta es todo lo contrario: el derecho a la información, a la palabra, someterlo al designio del gobernante expresado en el Plan Nacional de Desarrollo.El miedo de los fascistas a la cultura, a la información, a la palabra es, según Cortázar, “el certificado irreversible de su fracaso final… Lo que ningún sistema fascista ha podido ni podrá, es matar a alguien por dentro y dejarlo a la vez vivo; está condenado a dominar sobre un inmenso cementerio o terminar como terminaron Hitler y Mussolini…”.
Un gobernante podrá impedir se conozcan hechos; podrá censurar la palabra; podrá disponer se destruyan bibliotecas; podrá manejar todos los poderes, pero no podrá “quemar el contenido de esos libros en la mente y sensibilidad de quienes esperan traducirlos en acciones”.Sin libertad de información ni expresión se vive dictadura. Habrá gente cohibida ante el temor de las armas del gobernante… hasta que se despierte y salga a las calles para terminar con fascistas disfrazados de demócratas.
El comerio
Por:María Sol Torres y Eugenia Viscarra

DEMOCRACIA SÍ, DICTADURA NO, SE GRITÓ EN EL COSO QUITEÑO


QUITO. El dirigente político Patricio Haro mostró un cartel que molestó a partidarios del régimen, pero la plaza lo aplaudió.

"Libertad... libertad... libertad...". Esta palabra coreada por las cerca de quince mil personas que asistieron ayer a la sexta jornada de la feria Jesús del Gran Poder puso la tónica política en el ambiente de la fiesta brava.

Todo comenzó cuando en un receso de la corrida el dirigente político, Crnel. Patricio Haro, del movimiento Justicia y Libertad, exhibió una pancarta que decía "Yo también le declaro persona no grata". El público reaccionó a favor y en contra, pero cuando descubrieron que entre los asistentes estaba el ex subsecretario de Gobierno del régimen, Juan Sebastián Roldán, la gente comenzó a gritar "fuera... fuera... fuera...". Roldán no salió y fue protegido por aficionados y policías.

En una segunda instancia, Haro volvió a exhibir la misma pancarta; esta comenzó a circular por los tendidos, mientras él se descubrió el cuerpo, para mostrar una camiseta con la misma leyenda de la pancarta, entonces el ambiente volvió a encenderse y los aficionados coreaban “democracia, sí; dictadura, no” y “libertad... libertad... libertad...”. Y otra vez se tomaron con Roldán, al grito de “fuera los dictadores”.

Una vez terminada la corrida, se armó el tumulto. Esta vez porque los policías buscaban a Haro para llevarlo preso.

Según versiones de aficionados que no quisieron revelar sus nombres, ellos protegieron a Haro, formaron un cordón humano y pidieron explicaciones a los policías sobre el motivo por el que querían apresarlo. Ellos habían recibido respuestas en el sentido de que el dirigente había escrito malas palabras en la pancarta.

Al escuchar esta explicación, los aficionados estuvieron a punto de perder la cabeza, pero hubo gente que los calmó. Se informó que mientras estas discusiones se realizaban, el público logró camuflar a Haro e impidió que lo llevara la Policía. Hubo aficionados que denunciaron que unos agentes lucían uniformes y otros estaban vestidos de civiles. "Esos son los pesquisas", les decían señalándolos con las manos.

Una vez en las afueras de la plaza, los aficionados descubrieron la presencia de Fabricio Correa, hermano del presidente de la República, Rafael Correa, y se acercaron donde él. "Ñaño, ñaño... te respaldamos", gritaban. “Ñaño, Presidente”, repetían en coro. Fabricio Correa les escuchó y comenzó a bromear con ellos. “No sé qué pasa pero él (Rafael Correa) ya no tiene el apoyo de la Asamblea, de otros sectores...”, dijo cuando un aficionado gritó: “Ni el apoyo de su familia...”. Fabricio Correa festejó la broma de buena gana.

“Me encanta esa caricatura de Bonil que dice: Sentémonos a dialogar como hermano”. ¿Cómo hermano?
dijo y volvió a festejar. La caricatura en referencia fue publicada en este Diario el 1 de octubre del 2009.

Luego de celebrar la broma, sus amigos le dijeron, Fabricio, vamos. Sin embargo, siguió tomándose unas fotos con aficionados que registraban las gráficas en sus celulares.

Más tarde, Fabricio Correa y sus amigos salieron de la plaza de toros ante la alerta de unos diez policías que lo seguían con la mirada a una prudente distancia.

fuente: El Universo

Por: María Sol Torres y Eugenia Viscarra