El viaje del presidente ecuatoriano Rafael Correa al Perú tuvo como objetivo estrechar lazos bilaterales con la vecina república. Pues después de tres guerras y tras haber firmado un acuerdo de paz en 1998 los mandatarios de los dos países tienen la firme convicción de luchar por mantener la paz entre las dos naciones y por ser los pioneros en el proceso de erradicación de los conflictos bélicos entre naciones de la UNASUR .Además desean trabajar por el desarrollo social de los pueblos fronterizos que fueron afectados por el conflicto del 95. Pretenden promover el aumento de la inversión en programas contra la pobreza de los pueblos disminuyendo el gasto en armamento para las guerras.
Esta visita enciende una esperanza de progreso y respeto mutuo entre los dos pueblos; la guerra, que tenía y sigue teniendo fines ambiciosos y maliciosos, destruyó vidas, familias, comunidades que ante todo deben ser consideradas centros de progreso humano y natural. La historia nos impone mantener un odio creado en las generaciones que vivieron de cerca la guerra y el orgullo de defender lo que por derecho pertenece al Ecuador, sin embargo éste se va atenuando en la juventud de ahora.
No se trata de reprochar una memoria que permita tener presentes los hechos tal y como sucedieron, por el contrario el ecuatoriano lucha constantemente por eliminar el estigma que tiene acerca del peruano. Mas el ser precavidos y defender por sobre cualquier acuerdo nuestra soberanía no es una opción sino un deber patriótico.
Fuente:
http://www.google.com/hostednews/afp/article/ALeqM5jVdY6_2-BPWaT89j86fnElEdtceg
Por: María Sol Torres y Eugenia Viscarra
Esta visita enciende una esperanza de progreso y respeto mutuo entre los dos pueblos; la guerra, que tenía y sigue teniendo fines ambiciosos y maliciosos, destruyó vidas, familias, comunidades que ante todo deben ser consideradas centros de progreso humano y natural. La historia nos impone mantener un odio creado en las generaciones que vivieron de cerca la guerra y el orgullo de defender lo que por derecho pertenece al Ecuador, sin embargo éste se va atenuando en la juventud de ahora.
No se trata de reprochar una memoria que permita tener presentes los hechos tal y como sucedieron, por el contrario el ecuatoriano lucha constantemente por eliminar el estigma que tiene acerca del peruano. Mas el ser precavidos y defender por sobre cualquier acuerdo nuestra soberanía no es una opción sino un deber patriótico.
Fuente:
http://www.google.com/hostednews/afp/article/ALeqM5jVdY6_2-BPWaT89j86fnElEdtceg
Por: María Sol Torres y Eugenia Viscarra
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